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La autoestima intrínseca y la autoestima extrínseca

La autoestima es un componente vital de nuestra salud emocional y bienestar psicológico. Es la percepción y valoración que tenemos de nosotros mismos, y juega un papel fundamental en la forma en que nos vemos, nos relacionamos con los demás y enfrentamos los desafíos de la vida. En este artículo, explicaré las dos formas distintas de autoestima: la autoestima intrínseca y la autoestima extrínseca.
Empecemos por definir cada una de ellas:
La autoestima intrínseca se basa en la valoración que una persona tiene de sí misma en función de sus propias cualidades, logros y valores internos. Se centra en el reconocimiento y la apreciación de las fortalezas y habilidades personales. Se construye a través de la autoaceptación, el autocuidado y el amor propio. Es un sentimiento interno de valía y confianza que no depende de la aprobación o validación externa.
La autoestima extrínseca, por otro lado, se basa en la valoración que una persona recibe de fuentes externas, como el reconocimiento social, la aprobación de los demás y los logros visibles. Se vincula a la manera en que los demás nos ven y nos evalúan.
La autoestima extrínseca puede ser frágil, ya que depende de factores externos que están fuera de nuestro control. Si nuestras percepciones sobre nosotros mismos están dictadas por la opinión de los demás, nuestra autoestima se ve vulnerable a las críticas y la comparación constante.
La principal diferencia entre la autoestima intrínseca y la extrínseca radica en su origen y sostenibilidad en el tiempo. Mientras que la autoestima intrínseca se nutre desde dentro y es más duradera, la extrínseca depende de factores externos y es más susceptible a las fluctuaciones.
La autoestima intrínseca promueve la autenticidad y la confianza en uno mismo, permitiendo a las personas desarrollar un sentido de identidad sólido y resistente frente a las opiniones ajenas. Por otro lado, la autoestima extrínseca puede generar inseguridades, ansiedad y la necesidad constante de validación externa.
Por ese motivo, es importante fomentar la autoestima intrínseca, ya que proporciona una base sólida para el crecimiento personal y la felicidad a largo plazo.
Algunas estrategias para cultivar una autoestima saludable incluyen:
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- Practicar la autorreflexión y el autoconocimiento.
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- Reconocer y apreciar las fortalezas y logros personales.
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- Establecer metas realistas y alcanzables.
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- Cultivar una mentalidad de autocuidado y autocompasión.
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- Evitar la comparación constante con los demás.
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- Establecer límites saludables en las relaciones y aprender a decir «no» cuando sea necesario.
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- Buscar apoyo emocional y rodearse de personas positivas y de apoyo.
Desde una perspectiva psicológica, se consideran diferentes aspectos de la autoestima ya que se construye a partir de nuestras experiencias pasadas, interacciones sociales y creencias sobre nosotros mismos. Es el resultado de cómo nos percibimos, valoramos y nos aceptamos.
La autoestima es una combinación de autoconcepto (nuestra imagen y percepción de nosotros mismos) y autovaloración (la evaluación de nuestro propio valor y valía).
La baja autoestima puede tener sus raíces en diferentes factores, como experiencias traumáticas, críticas constantes, comparaciones sociales negativas, falta de apoyo emocional o expectativas poco realistas. Es importante reflexionar sobre las experiencias y creencias que pueden estar contribuyendo a una baja autoestima, para poder abordarlas de manera efectiva.
Además, nuestros pensamientos y creencias sobre nosotros mismos pueden influir significativamente en nuestra autoestima. Identificar y desafiar los pensamientos negativos y autocríticos es un paso fundamental para fortalecerla.
Debemos aprender a cuestionar y reemplazar esos pensamientos negativos por afirmaciones realistas y positivas para poder cambiar nuestra perspectiva y construir una imagen más saludable de nosotros mismos.
El autocuidado es otro aspecto esencial para fortalecer la autoestima. Esto implica prestar atención a nuestras necesidades físicas, emocionales y mentales, y tomar medidas para satisfacerlas.
Por ejemplo, establecer rutinas saludables, como una alimentación equilibrada, ejercicio regular, descanso adecuado y tiempo para actividades que nos gusten y diviertan, nos ayuda a fortalecer nuestro sentido de valía personal.
También la autorreflexión nos permite comprender mejor nuestras fortalezas, debilidades y valores, lo que contribuye a una imagen positiva de nosotros mismos.
En último lugar, debemos establecer metas alcanzables y celebrar nuestros logros personales. Cuando establecemos metas realistas y alcanzables dividiéndolas en pasos más pequeños y medibles ésto, nos permite experimentar el progreso y celebrar cada logro.
Es importante recordar que el valor no reside únicamente en el resultado final, sino también en el esfuerzo y el crecimiento personal que conlleva el proceso.
LA AUTOESTIMA INTRÍNSECA: DESCUBRIENDO TU VALOR INTERIOR
La autoestima intrínseca una forma de autoestima que se basa en el amor propio y la valoración interna. Se trata de reconocer y apreciar nuestras fortalezas, logros y valores personales sin depender de la aprobación o validación externa.
La autoestima intrínseca se nutre desde dentro y se basa en un sentido de amor hacia nosotros, respeto y aceptación de uno mismo.
La autoestima intrínseca no surge de la noche a la mañana, sino que se desarrolla y se fortalece a lo largo del tiempo. La forma de de construir y cultivar una autoestima intrínseca saludable incluye:
El autoconocimiento: tomarse el tiempo para explorar y comprender quiénes somos realmente, nuestras fortalezas, debilidades y valores fundamentales. Cuando nos conocemos más y mejor, nos sentimos más seguros de nosotros pudiendo enfrentar con mayor confianza los desafíos de nuestras vidas.
El autocuidado: priorizar nuestras necesidades físicas, emocionales y mentales, y dedicar tiempo regularmente a actividades que nos hagan sentir bien y nos nutran.
Aprendemos a valorarnos más por quienes somos en lugar de depender de una validación externa.También de esta manera, construimos una relación más sólida y amorosa con nosotros mismos, lo que mejora nuestra calidad de vida y nuestras relaciones con los demás.
La autocompasión: tratarnos con amabilidad y comprensión en lugar de ser críticos y exigentes con nosotros mismos. Reconocer que todos cometemos errores y que somos humanos. Además cultivamos una mayor resistencia emocional frente a las críticas y rechazos, ya que sabemos que nuestro valor proviene de nuestro interior y no depende de la aprobación de los demás.
Saber establecer límites saludables: aprender a decir «no» cuando sea necesario y establecer límites claros en nuestras relaciones y compromisos para proteger nuestro bienestar emocional.
Reconoce tus fortalezas y logros: Es fundamental tomar conciencia de nuestras fortalezas y logros. Haz una lista de tus habilidades, talentos y cualidades positivas. Recuerda momentos en los que lograste algo importante, ya sea grande o pequeño. Permítete sentir orgullo y satisfacción por tus logros pasados. Esto te ayudará a cultivar una imagen positiva de ti mismo y a construir una autoestima sólida.
Desafía tus autocríticas y creencias limitantes: Todos tenemos una voz interna crítica que a veces nos juzga de manera negativa. Es importante aprender a identificar esos pensamientos autocríticos y cuestionar su validez.
Pregúntate si esos pensamientos están fundamentados en evidencias sólidas o si son simplemente creencias negativas arraigadas. Reemplaza esos pensamientos negativos con afirmaciones positivas y realistas sobre ti mismo. Cultiva un diálogo interno compasivo y constructivo, tratándote a ti mismo con amabilidad y aceptación.
Establece metas realistas: Establecer metas alcanzables y trabajar hacia ellas puede aumentar nuestra confianza y autoestima. Define metas que sean realistas y medibles. Divide esas metas en pasos más pequeños y alcanzables.
A medida que logres cada uno de esos pasos, celebra tus logros y reconoce tu progreso. Recuerda que el proceso y el esfuerzo que pones en alcanzar tus metas son más importantes que la perfección. Debes celebrar incluso los pequeños avances, eso te ayudará a mantener una actitud positiva hacia ti mismo.
Rodéate de personas positivas: Las relaciones sociales pueden tener un impacto significativo en nuestra autoestima. Busca el apoyo y la compañía de personas que te valoren y te inspiren.
Rodéate de aquellos que te brinden un entorno seguro y respetuoso. Evita a aquellas personas que constantemente te critican o te hacen sentir mal contigo mismo. Las personas que te rodean deberían ser un refuerzo positivo para tu autoestima, animándote y apoyándote en tus esfuerzos por fortalecerla.
Debes aprender a establecer límites saludables y a decir «no» cuando sea necesario para establecer límites claros en las relaciones y adquirir un compromiso contigo mismo para proteger tu bienestar y salud emocional.
LA AUTOESTIMA EXTRÍNSECA
La autoestima extrínseca se basa en la obtención de la valoración y aprobación externa. En otras palabras, depende de cómo nos perciben y nos evalúan los demás, así como de la retroalimentación que recibimos de nuestro entorno social.
En contraste con la autoestima intrínseca, que se deriva de una valoración interna y una aceptación de uno mismo basada en nuestros propios méritos y características, la autoestima extrínseca está más relacionada con la forma en que nos vemos a través de los ojos de los demás; por ejemplo, cuando recibimos elogios, cumplidos o reconocimientos por nuestros logros, es probable que nuestra autoestima se eleve.
Del mismo modo, cuando somos valorados positivamente por nuestra apariencia física, estatus social, habilidades o talentos, nuestra autoestima puede aumentar. esto supone un arma de doble filo por que corremos el riesgo de sentirnos inseguros y vulnerables cuando no obtenemos la validación que esperamos.
La autoestima extrínseca también puede estar influenciada por la comparación social. Cuando nos comparamos con los demás y nos percibimos como superiores en ciertos aspectos, nuestra autoestima puede aumentar (si obtenemos un reconocimiento por ser el mejor en algo o si nos consideramos más exitosos o atractivos que otros, esto puede impulsar nuestra autoestima).
Sin embargo, es importante tener en cuenta que la comparación constante y la necesidad de estar por encima de los demás pueden conducir a una autoestima frágil y dependiente de esa validación externa.
La aprobación y el afecto de las figuras de autoridad durante la infancia, como padres, maestros o jefes, también pueden desempeñar un papel importante en la formación de la autoestima extrínseca.
Cuando estas figuras nos brindan reconocimiento, apoyo y validación, es probable que nuestra autoestima se vea fortalecida. Por el contrario, si se reciben críticas constantes o desaprobación de estas figuras, nuestra autoestima puede verse afectada negativamente.
También la autoestima extrínseca puede influir en nuestras relaciones interpersonales de diversas formas. Por ejemplo, si nuestra autoestima depende en gran medida de la aprobación de los demás, es posible que nos sintamos ansiosos y preocupados por satisfacer las expectativas de los demás en lugar de actuar de acuerdo con nuestros propios valores y necesidades.
Además, podemos ser más propensos a buscar la validación y el reconocimiento constantemente, lo que afecta a nuestra capacidad para establecer relaciones auténticas y significativas.
En algunos casos, la búsqueda excesiva de validación externa deriva en comportamientos perjudiciales, como el conformismo, la complacencia excesiva o incluso la manipulación de los demás para obtener la aprobación deseada.
Una autoestima extrínseca frágil puede hacer que seamos más susceptibles a la crítica y la desaprobación, lo que puede afectar negativamente nuestra autoconfianza y bienestar emocional.
Para fortalecer y desarrollar una autoestima más saludable, es importante cultivar tanto la autoestima intrínseca como la extrínseca. Esto implica trabajar en el reconocimiento y la valoración de nuestras propias fortalezas, logros y cualidades positivas, independientemente de la aprobación externa.
En resumen, implica desarrollar una mayor confianza en nuestras propias decisiones y acciones, en lugar de depender exclusivamente de la retroalimentación externa.
Para concluir te muestro algunas de las estrategias estrategias más útiles para fortalecer la autoestima extrínseca, que incluyen entre otras:
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- Desarrollar una actitud de autenticidad: aprender a ser uno mismo y actuar de acuerdo con nuestros propios valores y necesidades, en lugar de tratar de encajar en las expectativas de los demás.
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- Establecer límites saludables: aprender a decir «no» cuando sea necesario y establecer límites claros en nuestras relaciones para proteger nuestra autoestima y bienestar emocional.
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- Fomentar relaciones de apoyo: buscar y cultivar relaciones con personas que nos brinden apoyo, comprensión y validación de una manera saludable y constructiva.
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- Practicar el autocuidado y autorespeto: Dedicar tiempo y energía a actividades que nos nutran y fortalezcan, como el ejercicio regular, el descanso adecuado, la alimentación saludable y la participación en pasatiempos o actividades que disfrutamos.
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- Fomentar la autorreflexión y el autodesarrollo: Tomarse el tiempo para reflexionar sobre nuestras fortalezas, logros y áreas de crecimiento, y buscar oportunidades de crecimiento y desarrollo personal.
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- Buscar el equilibrio: Evitar la dependencia excesiva de la validación externa y buscar un equilibrio saludable entre la valoración interna y externa.Espero que este artículo te ayude a conocerte un poco mejor y a trabajar de forma adecuada la autoestima. Es un proceso que requiere tiempo.
Espero que este artículo te ayude a conocerte un poco mejor y a trabajar de forma adecuada la autoestima. Es un proceso que requiere tiempo. Cada persona tenemos circunstancias y momentos diferentes en nuestras vidas. Estamos en continúo crecimiento y evolución.